miércoles, 1 de agosto de 2007

Muere lentamente
quien se transforma en esclavo del hábito,
repitiendo todos los días los mismos trayectos,
quien no cambia de marca.
No arriesga vestir un color nuevo y no le habla a quien no conoce...
Muere lentamente
quien hace de la televisión su gurú...
Muere lentamente
quien evita una pasión,
quien prefiere el negro sobre blanco
y los puntos sobre las “íes” a un remolino de emociones,
justamente las que rescatan el brillo de los ojos,
sonrisas de los bostezos,
corazones a los tropiezos y sentimientos...
Muere lentamente
quien no voltea la mesa cuando está infeliz en el trabajo,
quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño,
quien no se permite por lo menos una vez en la vida,
huir de los consejos sensatos...
Muere lentamente
quien no viaja,
quien no lee,
quien no oye música,
quien no encuentra gracia en si mismo...
Muere lentamente
quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar...
Muere lentamente,
quien pasa los días quejándose de su mala suerte
o de la lluvia incesante...
Muere lentamente,
quien abandona un proyecto antes de iniciarlo,
no preguntando de un asunto que desconoce
o no respondiendo cuando le indagan sobre algo que sabe...

Evitemos la muerte en suaves cuotas,
recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor
que el simple hecho de respirar...
Solamente la ardiente paciencia hará que conquistemos
una espléndida felicidad....

Pablo Neruda

Solemos morir lentamente a diario, con cada pequeño detalle no captado por nosotros, al convertirse después de muchas repeticiones, en una constante.. solemos darnos cuenta cuando ya es demasiado tarde... o poco se puede hacer para cambiar lo pasado... Sería buenísimo poder aprender un poquito de estas palabritas de Neruda y poder así disfrutar de más primaveras y menos inviernos... de poder ser felices con lo que tenemos o conseguimos y disfrutarlo al máximo, no perdiendo el tiempo por lo que no conseguimos o perdimos... Hoy... que día! Me siento mal... me siento estafada... y no está bueno, no está bueno por mí... debería desconfiar un poco más de la palabra ajena, de las promesas.... o no?? Me siento inevitablemente como una nena a la cual le han arrebatado un juguete... pero es posible que sigamos conservando nuestra inocencia, cuando a nuestro alrededor todo conspira para que la perdamos?? Por que?? Por qué tengo que desconfiar?? No entiendo... y creo que no voy a lograr entenderlo... por lo menos, no hoy...

Mi estado por estas horas: Confusión, Decepción, Duda... esperemos que pase pronto....





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