martes, 21 de julio de 2009

"... y a los pocos segundos,
ya me abrazaba con sus piernas de pluma,
para llevarme, volando, a cualquier parte.
Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia
que nos aproximaba al paraíso;
durante horas enteras nos anidábamos en una nube,
como dos ángeles, y de repente,
en tirabuzón, en hoja muerta,
el aterrizaje forzoso de un espasmo.
¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera...
aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas!
¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes...
la de pasarse las noches de un solo vuelo!
Después de conocer una mujer etérea,
¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre?
¿Verdad que no hay diferencia sustancial
entre vivir con una vaca o con una mujer
que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender
la seducción de una mujer pedestre,
y por más empeño que ponga en concebirlo,
(ya) no me es posible ni tan siquiera imaginar
que pueda hacerse el amor más que volando..."

O. Girondo




Gracias por llevarme de tu mano, a recorrer cada día, una parte de tu cielo... y por ser mi escalerita a las nubes...

Mis palabras se van haciendo cada vez más chiquititas...
Te adoro...

5 comentarios:

Mil veces debo dijo...

Ah! esos sentimientos...
Que duren mucho
Mil cariños

beker dijo...

Se ve que sigues volando muy alto, porque los sentimientos tienen mucha fuerza para elevarse y hacer relativo lo cotidiano, saludos

VdeUve dijo...

Disfruta de esos sentimientos y ojalá te duren mucho. Es bonito leer a gente tan feliz.

Un beso,
V.

Mar y Sol(a veces tenue y otras no) dijo...

Qué lindo, qué lindo seguir ese tipo de huellas...
Un abrazo y que sigas bien

Mil veces debo dijo...

Huellas por donde andan tus huellitas que no se ven?
Mil cariños